Se reinventó con 25 dólares y 2 marcadores. Entrevista de Gonzalo Otálora

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One Way Pizzería San Antonio tiene uno de los casos más sencillos, más efectivos y más poderosos de reinvención y relato de marca durante esta pandemia.

La pizzería envía sus productos en cajas personalizadas con mensajes. Logra diferenciarse, conmover y brindar una experiencia distinta a sus clientes. Un ejemplo de innovación para todos aquellos que piensan en soluciones mágicas o complicadas. El camino para volverse una marca pandémica, está mucho mas cerca de lo que se imaginan. Entrevista a Juan Pablo Campuzano desde Cali, Colombia para que nos inspire. Nos cuenta su historia, cómo se le ocurrió esta gran idea y ¡cómo cambió su negocio!

El siguiente caso es uno de los más de 40 modelos de reinvención que incluí en mi Libro Reinventados, los que se quedan quietos pierden. Si necesitas más casos, pues en el libro encontrarás de sobra.

One Way Pizzería más que crear “la gran Innovación”, acá se pensó cómo aportar a los clientes algo distinto.

Gonzalo Otálora-¿Cómo nació la idea?

Juan Pablo Campuzano: Antes de la pandemia me gustaba crear una experiencia para las personas que llegaban al local. Nosotros queremos que la pizza sea vista como un alimento y no como “comida rápida”.

En One Way Pizzería hacemos pizza con diferentes tipos de masa. Usamos ingredientes nutritivos muy poderosos y algunas proteínas vegetales. Preparamos masas con quínoa, chía, avena, albahaca, semillas de mostaza, amaranto y choclo.

-El negocio viene con una innovación. La diferenciación de tu pizza está en la masa…

Sí. Uno puede crear sabores extraordinarios. Comenzamos con nuestra propia salsa napolitana y diferentes tipos de masa.

Poco a poco fue creciendo el negocio e implementamos “ingredientes a la carta”. Ofrecemos 33 ingredientes y el cliente arma su pizza. Selecciona la masa que quiere y 5 ingredientes.

Además al principio nos ubicamos en un barrio patrimonial de Cali y por entonces promovíamos que fueran a vivir toda la experiencia.

-¿Qué hacías antes de montar el negocio?

Antes del negocio yo vendía zapatos.

En mi nació una chispa desde el día que decidí dedicarme a las ventas.

Dije “soy vendedor”. Me gusta vender, me gusta la experiencia de estar al servicio de las personas y de una manera responsable entregarse a lo que ellos necesitan. Darles lo mejor, hacerles sentir a gusto, brindarles algo auténtico, tangible, experiencias en su vida.

Lo que está  haciendo con la pizza está en línea con su propósito personal.

La consecuencia es un relato de marca con propósito.

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-¿Qué le pasó a tu negocio y por qué te transformaste?

Apenas comenzó la pandemia hubo toque de queda en la ciudad. Cerraron los negocios. Estuve una semana en casa compartiendo con mi familia.

Se dio la posibilidad de trabajar a domicilio, pero el domicilio no era mi fuerte antes.

“Yo venía sintiendo que es extraordinario que tantas personas coman lo que nosotros preparamos. Es bonito esforzarse, exigirse calidad y pasar por tantas dificultades para que una familia esté comiendo una pizza única (porque es su propia selección) hecha por nosotros. Esa experiencia a mí me enamoraba, aún lo hace”.

Seguía motivado por eso y dije: “¡Comencemos!”

Es la oportunidad de volverme fuerte en el campo de los domicilios.

Empezamos de a poco, trabajamos con uno solo de los pizzeros y el movimiento era bastante suave.

Por esos días mi hermano y su novia estaban por celebrar una fecha especial y justamente yo estaba promoviendo pizzas con la masa en forma de corazón

-¿Hacías pizzas con formas desde antes de la pandemia?

Lo había hecho en alguna oportunidad, pero no me había dedicado totalmente. Es ahora que se me ocurrió la idea.

Por ejemplo, hicimos una pizza con la forma de la pata de un perrito, publiqué una foto, quedó bonita y a partir de eso muchas familias comenzaron a pedirla.

La idea del servicio divertirse, intentar disfrutarlo al máximo.

-¿Y cómo pasaste de la forma a la frase?

Mi hermano iba a recibir un detalle por parte de su novia y ella tuvo la idea de escribirle “te amo” dentro de la caja. Compré marcadores, lo escribimos y le dibujamos unos corazoncitos.

Entonces se me vino a la cabeza la idea de promover esto.

Tenía poco dinero para invertir. Me quedaban 25 dólares en la tarjeta de crédito.

Los invertimos. Publicamos esa foto y algunas otras que habían salido con mensajes.

No esperé que fuera a tener tanta fuerza en ese momento.

Ese primer día, yo estaba haciendo el domicilio. Yo atendía por el celular, hacía la orden y hacía las entregas.

El teléfono me estalló de pedidos. Muchas personas diciéndome que querían determinado mensaje con esta pizza o la otra.

Estábamos solos la pizzera y yo con todo ese trabajo. Así comenzamos.

A algunas personas les quedamos un poquito mal porque la pizza llegó tarde.

En la primera publicación recibimos algunas críticas porque le faltaba tinta al marcador, luego de eso mejoramos. Compramos unos buenos marcadores para que se viera mejor.

La experiencia fue una locura, pero desde ahí nos preparamos. Llamamos a otra chica para que tomara los pedidos, convocamos al otro pizzero y yo hago los domicilios.

Todo nació por poner en práctica la idea de darle forma a las pizzas.

A una idea que puede parecer un disparate, se le suma otra, luego intervienen terceros y surgen ideas maravillosas.

Es la importancia de “microfracasar” todos los días.

-¿Cómo cambió el negocio a raíz de esa idea que implementaron?

Hoy en día el negocio es 100% a domicilio. El domicilio se convirtió en nuestro fuerte.

Inclusive desde otras partes del mundo las personas piden pizza de regalo para alguien que estiman aquí en Cali. Pueden pagar con tarjeta de crédito o por los medios que existen hoy en día.

Es chévere la idea de poder vender a todo el mundo a gente con familiares o seres queridos en Cali.

-Es una idea maravillosa. Te abriste al mercado en todo el mundo…

Exacto.

Es toda una experiencia que alguien que te estima decida enviarte un mensaje acompañado por la pizza que te gusta. Te despierta, te hacen el día más lindo.

-Podemos decir que tu empresa tuvo un antes y un después con esta idea.

-¿Te está yendo mejor que antes? ¿Igual, similar?

Estamos creciendo, estamos ampliando una nueva etapa del negocio con los domicilios.

Pasamos de hacer un domicilio o dos a la semana a hacerlo todos los días.

Estamos explorando esa área, viendo cómo podemos ser más justos con los repartidores. Delimitando hasta dónde hacemos las entregas.

Nos piden desde el otro lado de la ciudad. Nos prefieren por lo que somos, por los ricas que son, por el servicio que brindamos, porque además les va a llegar un detalle, un mensaje.

Gracias. Con lo que hiciste con toda tu gente nos inspiras a todos…

Gracias por la oportunidad.

Espero que las cosas que hagamos tengan más impacto positivo. Pensemos en un mejor impacto para todos.


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