El mito del éxito sin sacrificio, al menos en la historia de Grego Rosello, no se aplica. El primer influencer en llenar el icónico Teatro Gran Rex de Buenos Aires es un camino de esfuerzo, de decepción, de pasión y mucha fuerza de voluntad. Una historia digna de admirar.

Grego desde niño quería ser actor, pero “Durante 10 años me repitieron que no servía, que no era bueno. No me lo decían así pero la sensación que me quedaba era la de tener que dedicarme a otra cosa porque esto no funcionaba”. Cuando comenzó a subir videos a Instagram, al principio los veían un puñado de personas. Hasta que tiempo después, un influencer lo compartió y los videos que antes nadie veía, comenzaban a ser virales.

EL NIÑO QUE SOÑABA SER ACTOR

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Corría el año 2002 cuando Grego participó de su primer casting con solo 11 años. Desde muy chico soñaba con ser actor, quería que su vida fuese distinta a la tradicional. Ese casting cambió su vida, lo llevó a ser el protagonista de la película `Palabra por palabra`, y su sueño de vivir de la actuación se afirmó aún más.

Pero de a poco esa idea se desvanecía. Luego de su fama fugaz, las audiciones eran en vano. “Iba a los castings y volvía muy triste, llorando…” La decepción de Grego crecía cada vez que decía: “soy actor”, pero nadie podía verlo actuar.

A los 18 años tomó la decisión de entrar en un taller de Cris Morena (una factoría de niños actores con fama mundial cuyo exponente es Lali Espósito) que duraba dos meses. Esos dos meses se convirtieron en nueve, y el papel para Grego nunca llegaba. Él vivía en el centro y estudiaba en Quilmes. “Todos los días me levantaba a las 6 de la mañana, iba al colegio, volvía a las 6 de la tarde, subía 15 minutos a mi casa y volvía a bajar para tomarme el 60 para ir a Martínez”.

EL HISTORIADOR QUE CONOCIÓ EL STAND UP

Al terminar la secundaria se anotó en la facultad. Con su cabeza llena de dudas decidió estudiar Historia en la Universidad Torcuato Di Tella. Grego sentía que no tenía un camino definido, tenía miedo de verse dentro de 40 años siendo un Historiador o abogado odiando lo que hace y deseando dedicarse a otra cosa.

Para él, la carrera de Historia no definía un camino y era algo que le gustaba, pero se sentía enjaulado, como un extraño. Sus padres siempre lo apoyaron y le dieron la opción de estudiar Arte dramático en el IUNA. “A la mañana estaba en la Di Tella y a la noche en el IUNA, llegué a hacer nueve materias en un cuatrimestre, pero hacía las dos cosas que me gustaban”. Así descubrió que lo suyo no era el drama sino la comedia.

“De lo único que me siento afortunado es de haber encontrado mi vocación, aunque a veces eso te juega en contra, te obliga a dirigir tu futuro hacia un determinado lugar”.

Su hermano fue el que lo incentivó a participar de un curso de Stand Up y eso fue lo que definió su camino. “Me subí al escenario para la muestra y cuando bajé dije ‘esto era lo que quería hacer toda mi vida’, y ni siquiera sabía que existía”.

Al principio hacía pequeños monólogos en bares, cumpleaños y fiestas, y, aunque a veces sus espectadores no superaban las 15 personas, se demostró a sí mismo que podía hacer reír. “Es difícil cuando hacés un monólogo donde la gente no te conoce o no le interesa escucharte, yo quería presentarme y que todos supieran que iban a verme a mí. Pero eso me ayudó a capacitarme y prepararme”.

LOS VIDEOS QUE NADIE VEÍA

A partir de ahí se creó una cuenta de Instagram. Todos los días subía un video contando fragmentos de su vida en 30 segundos. Así empezó a sumar seguidores.

Pasaron varios meses hasta que logró estar en boca de todos. Su momento llegó cuando Santiago Maratea, otro influencer reconocido en las redes, reposteó uno de sus videos. Sus seguidores aumentaron ampliamente el número. Pasó de menos de dos mil a más de un millón de followers, entre ellos,Lionel Messi. Así, poco a poco, logró convertirse en el primer comediante nacido en las redes sociales en dar shows en el teatro Gran Rex con su capacidad colmada, tres mil espectadores por función.

“Hasta el día de hoy hay un tipo que decide qué es lo que ve la gente. Con internet maté a ese intermediario y ahora me filmo yo y las personas deciden si me quieren ver o no”.

La siguiente nota es un resumen de la charla que  brindó Grego Rosello en el CONGRESO NACIONAL CREA 2016

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