Meli y Lili son pioneras en la fabricación de pinturas a la tiza. Pero hace unos años ellas no se conocían. Lili era paisajista y Meli trabajaba en un banco.

Después de sufrir un pico de estrés, Meli decidió dejar su trabajo en relación de dependencia, para empezar un emprendimiento dedicado a la intervención de muebles. En ese momento de transición conoció a Lili, quien estaba trabajando en el edificio donde ella vivía.

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Sin saberlo las dos se necesitaban: Meli para liberar su casa (llena de elementos de pintura) y Lili porque buscaba alquilar un showroom para su tienda online.

Todo fue muy rápido: eligieron un espacio, reservaron y arrancaron. Desde ese primer momento ya se dieron cuenta de que funcionaban bien juntas.

Cada una siguió, en el nuevo lugar, con su emprendimiento, pero desarrollaron varios talleres en conjunto.

¿Cómo nació Oh MyChalk?
De la manera más inesperada. Lili quiso implementar en uno de los talleres, la intervención de floreros de vidrio. Pero el mercado no ofrecía ninguna pintura para ese material. Entonces investigó y descubrió la pintura a la tiza, existente en pocos países. Aprendió a fabricarla con unos videos de Youtube, tuvo buenos resultados y a partir de ahí lo enseñó en el taller.

Las alumnas querían comprar las pinturas, porque, si bien Lili les había pasado la receta para fabricarlas en casa, ellas las necesitaban terminadas. En ese momento entra en escena la experiencia comercial de Meli. Hizo fuerza y convenció a Lili de tener listo un lote de pinturas para un taller que tenían organizado en febrero.

Les fue tan bien con la venta, que se vieron obligadas a industrializarse. Eso implicaba una gran inversión. Meli y Lili decidieron rápido, firmaron con una fábrica y avanzaron.

Con todo a favor y en pleno crecimiento llegó la primer barrera. Una reconocida marca lanzó al mercado el mismo producto, encima a la mitad de precio, y puso en jaque la continuidad de Oh MyChalk. Por lo menos eso pensaban sus fundadoras.

Ellas, en vez de lamentarse, decidieron potenciar sus redes sociales e interactuar y conversar ellas mismas con su público. Fue un acierto que fortaleció la marca.

Superada la amenaza de la competencia, una influencer difundió en las redes la pintura y Oh MyChalk, explotó. Desde entonces, ellas, no pararon de crecer. Hoy tienen 190 puntos de venta, una paleta de 40 colores y siguen agrandando la línea.

MIRÁ LA HISTORIA DE OH MYCHALK ↓ 


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