Placas San Francisco: De manejar un colectivo a casi 200 locales

PLACAS SAN FRANCISCO es una empresa familiar que se dedica a la fabricación de placas antihumedad y decorativas para revestimientos y cielorrasos. Nació como un emprendimiento de Roberto y Angélica que los ayudó a salir de un pozo tras haberlo perdido todo. Con los años se sumaron sus hijos Ariel y Maximiliano y juntos lograron reencauzar su negocio cuando una profunda pasión por el deporte los hizo perder el rumbo y casi los manda a la quiebra. Hoy cuentan con 105 tiendas y 70 franquiciados en todo el territorio nacional y exportan a Uruguay, Paraguay y Chile.


DEL COLECTIVO A LA LONA

PLACAS SAN FRANCISCO empezó a tomar forma arriba de un colectivo. Roberto era el chofer más joven de la línea 21 y gracias al fruto de su esfuerzo por las largas jornadas que arrancaban a las 5 de la mañana y podían extenderse hasta las dos de la madrugada pudo comprarse 8 colectivos algunos años más tarde. Sin embargo, llegó un momento en el que los problemas con sus choferes pesaron más que el negocio y decidió vender las unidades.”Cuando me depositaron el dinero vino una crisis económica muy importante y le erraron en un par de ceros a los números. Resultó que al final no tenía nada. Eran monedas y no me alcanzaba ni para comprarme un auto. Perdí los ahorros de toda mi vida y no sabía qué hacer. Entonces tuve que empezar de cero.”La situación era angustiante pero el azar se ocupó del resto. Un día, Roberto estaba en la provincia del Chaco esperando para hacer un viaje y se le acercó un señor mayor que le preguntó por qué estaba triste. Ante su respuesta, le dijo que lo acompañe a su casa que tenía algo para mostrarle que había importado. Roberto fue, vio los revestimientos y quedó impactado. Inmediatamente pensó en fabricarlos y comenzó a producir las primeras matrices con la ayuda de Angélica, su mujer. 


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EL INICIO DE UN SUEÑO FAMILIAR

Corría por ese entonces el año 1975 y algunos más tarde, mientras la empresa se consolidaba, su hijos Ariel y Maximiliano crecían entre yesos y matrices e improvisaban diversos juegos con los materiales. Eso hizo que se involucraran con el día a día de la compañía y tiempo después  decidan sumarse a ella y ser testigos de una decisión que cambió sus vidas para siempre.”Mi padre tenía unos locales y tenía apuro por alquilarlos  pero había que arreglarlos  porque tenían problemas de humedad. Entonces tapó las paredes con placas de yeso. Cuando volvimos al negocio nos encontramos con que las placas estaban impecables y cuando las sacamos, la pared estaba seca. Inclusive las cañerías de luz  que antes eran metálicas estaban sanas y donde no estaba la placa están todas podridas. Había mucha diferencia”, recuerda Ariel.A partir de ese descubrimiento empezaron a investigar sobre el tema y el proceso de humedad. En ese estudio notaron que las placas no funcionaban igual en todos los lugares y decidieron trabajar con distintos ingenieros y químicos. Ahí descubrieron las grandes ventajas del producto para la gente con asma y problemas respiratorios.

LA EMPRESA EN EL ABISMO

Con algunos tropiezos en el medio, llegaron los primeros clientes que comprobaron la efectividad de las placas antihumedad y la mejora en su calidad de vida. El futuro era gigante, pero la familia Berlino tenía una profunda pasión que captaba toda su atención y casi los hace perder el rumbo de la empresa.”Siempre nos gustó el automovilismo. Lo llevamos adentro como una pasión un poco extrema. Corrimos de chicos en karting y después mi hermano, Maximiliano, fue campeón argentino, panamericano y entonces Renault y Elf se lo llevaron a correr afuera”. Su carrera en Francia tenía un futuro muy auspicioso que lo podía llevar a la Fórmula 1 pero era una pasión muy costosa que hacía tambalear a la empresa y ponía en riesgo el futuro económico de su familia.”A veces la pasión domina a la razón y en muchos casos es como el juego. Entonces te seca y nosotros hemos perdido mucho dinero. Por ejemplo, no se hacían las inversiones en infraestructura que había que hacer dentro de la empresa porque el presupuesto iba para el automovilismo”.En una ocasión, Maxi tuvo un accidente en una carrera y destruyó su auto a meses del 2001. Ante la necesidad de conseguir otro para la próxima competencia, su padre decidió sacar una hipoteca sobre una casa para seguir corriendo. Luego sobrevino una de las mayores crisis económicas del país y todo se derrumbó.”Ahora que me lo pongo a pensar, estábamos totalmente locos. Esa crisis fue un cachetazo y nos dimos cuenta que estábamos complicados financieramente. Ahí pensamos que nos dedicábamos a la empresa o íbamos a terminar quebrando” reconoce Ariel.

RESIGNAR PARA CRECER

Ante este panorama, Maxi decidió resignar su carrera como piloto. “Un día me senté con mi hermano y le dije que no iba a correr más porque necesitaba que la fábrica crezca. Había visto proyectos que quería desarrollar y máquinas nuevas que quería hacer”.Ese fue un punto de quiebre que les hizo pensar en lo importante que era la familia para ellos y el salir adelante en conjunto para poder aprovechar el potencial que tenían como empresa. Fue en ese momento que empezó una nueva etapa para ellos.Los hermanos Berlino se volcaron de lleno a la firma y recorrieron el país para reunirse con gente que quería distribuir sus productos. Maxi, por su parte,  desarrolló las matrices y las máquinas para aumentar la producción y generar el proceso de automatización que tienen hoy en día.

LOS PRIMEROS FRANQUICIADOS Y EL FUTURO

“Mi padre quería vender vender microemprendimientos para generar fabricas por todos lados y yo quería ofrecer el producto terminado para que el cliente lo vendiera listo para instalar. Esa fue una pelea con él y discutimos bastante sobre el tema. Su proyecto no era malo pero no tenía el desarrollo a futuro que yo quería”.Lo que Ariel buscaba era el modelo que hoy está en la calle y que hace que PLACAS SAN FRANCISCO se mantenga firme en el mercado. “Es un modelo muy particular e interesante y muy rentable para el franquiciado. Los franquiciados no sólo se conectan con una empresa sino que también lo hacen con una familia y tienen ese lazo pseudofamiliar que poseen todas las pymes. Es un producto práctico que se colocan en el día sin romper. No genera suciedad y está certificado por el INTI como ignífugo”.Hoy la empresa tiene una presencia fuerte en todo el país y países limítrofes, pero también recibe propuestas y pedidos de otras partes del mundo como México, Perú, Francia, España, Italia e Inglaterra. Territorios que, tal vez, Maxi planeaba conquistar con el automovilismo pero que las vueltas de la vida hicieron que lo haga junto con toda su familia y con la empresa que soñaron desde chicos.https://youtu.be/mXcp2-sXI4M

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