¿Cómo pasar de la informalidad a la formalidad sin morir en el intento?

Emprendedores que estuvieron a punto de quebrar y consultores cuentan cuáles son las estrategias para sobrevivir al camino de la muerte de todo emprendedor.

9 de cada 10 emprendimientos mueren antes de los 5 años de vida y en gran parte se debe al camino de la muerte, esa transición de emprender así nomás a cumplir las obligaciones impositivas. Si, recién comenzás con tu negocio o estas creciendo, este informe es para vos.

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Los impuestos repercuten en una importante medida sobre la rentabilidad del negocio. En general quien se larga a emprender y busca formalizar la cuestión lo hace a través del monotributo porque es más económico, no requiere declaración jurada de IVA ni Ganancias y el componente impositivo en el precio de venta es menor. Pero al crecer en el nivel de facturación y en cuanto a vínculos comerciales, el monotributo puede quedar chico. Además en muchos casos los clientes exigen las facturas A para tomar el IVA como crédito fiscal y/o para evitar el riesgo laboral.

Experiencias de un emprendedor que estuvo a punto de volcar.

Vender mucho puede ser una gran noticia, salvo que seas monotributista y te veas obligado a subir de categoría y convertirte en autónomo. Florencia Schauman, socia fundadora de Huarapa, cuenta su experiencia que le trajo muchos dolores de cabeza.

“Cuando la situación nos obligó a pasarnos a responsable inscriptos, se abrió un nuevo mundo. No sabíamos cómo manejarlo.”

Ellos no sabían, ni tenían en cuenta que pasar de Monotributo a Autónomos, implicaba aumentar los costos del emprendimiento.

“Nos encontramos con toda esta situación de repente, sin estar asesorados. A veces sentís que cuando empezás a emprender, te presiona el sistema para que falles. Lo único que te puede salvar es recurrir a un buen asesoramiento. Si no empezás a deber, tener intereses y se arma una rueda que terminás fundiendo”, contó.

De un día para el otro, ellos tuvieron que afrontar costos de contador, pagar ganancias, pagar iva, declaraciones juradas etc, y eso los obligo a subir los precios.

“Y nos pasó que todo esto significaba subir el valor del producto un 30%, con el riesgo de no saber si lo iban a seguir comprando. El no trasladarlo al producto, significaba no tener ganancias ni posibilidad de reinvertir. “

Y en esa transición, es donde los emprendimientos pueden morir y la buena noticia de vender mucho puede convertirse en una sentencia de muerte.

A Diego Ferreira, emprendedor en el rubro textil y titular de DF Accesorios, ser responsable inscripto con FACTURA “A” se lo exigió el mercado. “A muchos clientes no los podía atender y me los perdía porque me pedían factura “A”. Ahí tuve que buscar asesoramiento con un contador que me aconsejó usar la factura “M” para el período de transición, hasta que pueda lograr la A. Es un paso previo. Facturás en “M” y tu cliente puede descargar el IVA e incluso uno mismo puede hacerlo. Entre factura “M” y monotributo no sentí mucha diferencia en cuanto a costos. También tuve que pagar algo de Ganancias. Y luego de este período, logré que me pasen automáticamente a la facturación “A”. El costo de los impuestos quizá sí me impacta cuando hay una baja en las ventas porque cuando sos responsable inscripto tenés un gasto mayor pero no podés emprender estando siempre en lo marginal y sin poder moverte”.

Monotributo vs Autónomos.

Al pasar a responsable inscripto el emprendedor queda incluido en el régimen general y debe liquidar cada uno de los impuestos en forma individual. Éstos son: IVA, Ganancias y Autónomos. En este caso tiene como ventaja la posibilidad de tomar parte del gasto como crédito fiscal, retrasar el pago de Ganancias y dejar de pagar la cuota mensual de monotributo. Pero queda obligado a generar la declaración jurada de IVA y Ganancias, realizar la liquidación mensual de IVA y el precio de venta sufre una mayor composición impositiva.

Si tu negocio no da para pagar impuestos, entonces no es un negocio.

De acuerdo a lo que advierte Juan Martín Rodríguez, director ejecutivo del Centro de Entrepreneurship del IAE, “si por pagar lo impuestos que corresponden el negocio no es rentable, entonces es un negocio deficitario. Muchas veces esto no está claro. Muchos emprendedores con tal de poder arrancar, evitan los gastos, que esconden una contingencia atrás”.

“Todo esto tiene que ver en un punto en el porqué muchos emprendimientos no prosperan. Al hacer las proyecciones financieras, los emprendedores deben tener su PxQ (precios y cantidades) a la hora de las ventas, los costos variables y fijos, hay que incluir temas formales como un must o un costo proyectado como cualquier otro. Esto en general no se hace. Y si se hace no se lo realiza con un análisis en profundidad”.

Para quienes están en el tema, asesorando emprendedores, los problemas del paso de situación no deberían ser tales.

De emprendedor a empresarios. De monotributo a una sociedad.

Otro gran problema de todo emprendedor es el desconocimiento de las herramientas legales y fiscales para lograr que la transición de la informalidad a la formalidad no sea tan impactante. O por lo menos, preveerlo con tiempo.

Al respecto Manuel Tanoira, director de Políticas Públicas de la Asociación de Emprendedores Argentinos (ASEA), dice que los problemas no deberían ser tales y explicó que “de monotributo a conformar una SAS (Sociedad de Acciones Simplificadas), implica un costo de $5.000 en gastos. En pocos días pueden abrir una cuenta bancaria y registrarse en autónomos, para poder ser director de la SAS. El gasto mensual de autónomos en el nivel mínimo es de unos $2.500, aproximadamente. Y si se da de alta como director y empleado puede desgravar el 100% de su salario en su propia empresa. Entonces no tendría cargas sociales y pagaría impuesto a las Ganancias por el mínimo no imponible. Sobre la Sociedad, hay que hacer los cálculos porque depende de la facturación. Con las SAS el emprendedor limita su responsabilidad de capital aportado. Con el monotributo es solidariamente responsable, o sea que responde con sus bienes”.

“El costo mensual para una SAS está en lo que cobra un contador para hacer las presentaciones. Y el IVA del 21% es un tema financiero. Ese costo se traslada al cliente final. Ingresos Brutos, es un impuesto que no varía entre ser monotributista o autónomo, es del 3%, salvo que sea un profesional independiente. El problema es que la SAS tributa el 35% de impuesto a las Ganancias sobre la ganancia neta”.

“Cuando los emprendedores salen del monotributo se pasan a responsable inscripto para no hacer la sociedad y ahí tienen un problema, que es poner en riesgo sus bienes a la hora de hacer crecer el negocio y no pueden incorporar socios. Antes constituir una Sociedad Anónima o un SRL salía 40.000 pesos. Hoy no constituir una SAS es una locura. Además los libros se pueden llevar en forma digital, a través de la plataforma electrónica. El tema es que muchos contadores se resisten al cambio y a la tecnología. El key es informarse bien”.

Gonzalo Otálora

Cómo evitar sorpresas.

Los que superaron exitosamente la situación y quienes asesoran a emprendedores diariamente aconsejan:

-”Si recién empezás, hay que rodearse de otros emprendedores. Ni siquiera digo contadores, porque no siempre resuelven y ayudan. Esto te puede ayudar a tomar previsiones de todo lo que se viene y cómo resolverlo de a poco. Si ya el emprendimiento está avanzado, puede ayudar mucho recurrir a una consultora. Cuando estás fundido, hay que tranquilizarse y buscar la salida. Lo ideal es prever todo esto cuando uno ve que su emprendimiento está avanzando y puede funcionar”. (Florencia Schauman).

-“Con lo legal y lo profesional contable yo sé que no puedo jugar. Me junté con profesionales que me ayudaron en cada caso. Eso es fundamental. Se consiguen muchas asesorías gratuitas en varias instituciones. Existen herramientas disponibles para que las cosas se hagan más fáciles”. (Diego Ferreira)

-”La recomendación es siempre regularizar en cada etapa. Pero es algo que es fácil decirlo pero no de hacerlo. Asesorarse con profesionales suele ser más barato al final de cuentas que hacerlos solos y luego pagar los costos de hacerlo mal. Hay que entender que si el proyecto no soporta los números, no es un proyecto viable”. (Juan Martín Rodríguez)

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